La última actualización se ha realizado el 23/09/2021. El artículo ha sido revisado por Cristobal Tauler.
Como se sabe, o es posible imaginar, la práctica de la caza y el tiro deportivo, son algo bastante extendido en nuestro país. Lo que no es tan conocido por los practicantes de estos deportes que se llevan a cabo con armas de fuego, es que el fuerte sonido de las detonaciones producidas al disparar, pueden producir traumatismos de oído, algo bastante más común de lo que se cree.
Los cazadores y tiradores tienen cuatro veces más posibilidades de sufrir sordera
Estudios sobre la sordera del cazador
Según algunos estudios realizados en Estados Unidos, los cazadores y tiradores se encuentran muy por encima del riesgo medio de pérdida o disminución auditiva, un riesgo que llega a aumentar hasta un 7% por cada lustro de práctica de estos deportes.
Otro estudio, en esta ocasión realizado por la compañía E.A.R. Inc., empresa norteamericana con base en Colorado y especializada en la producción de protectores auditivos, estima que alrededor del 47% de los tiradores americanos en activo ya sufren una relevante pérdida auditiva. Este problema puede paliarse con el uso de una protección auditiva adecuada.
¿Cómo es la pérdida auditiva por ruido?
La pérdida de audición por la exposición al ruido es acumulativa: cuantas más veces se exponga uno al ruido, mayor será el daño.
La sordera afectará primero a los sonidos agudos y después, al resto. Por ello, los cazadores y tiradores pueden, con el tiempo, ver disminuida su capacidad de audición, apreciación e, incluso, la de comprensión al seguir una conversación. También está comprobado que el efecto continuado de los disparos acelera el deterioro auditivo asociado a la edad, por lo que suelen ser los más experimentados quienes sufren mayores problemas auditivos.
Independientemente de la intensidad del ruido, la zona más afectada del oído será la cóclea. En ella se encuentran las células ciliadas que permiten la audición y que son realmente sensibles al efecto de los ruidos intensos. Éstas pueden alterarse transitoriamente por un sonido de alta intensidad, aunque suelen recuperar su función. Si el ruido es repetitivo se puede producir una lesión estructural que llegará a transformarse en daño permanente.
El traumatismo acústico y sus causas
El trauma acústico es una lesión en el oído interno producida por un ruido muy fuerte, como disparos y explosiones. Esta dolencia, por desgracia, es bastante común entre cazadores y tiradores, quienes deben conocer su existencia y poder prevenirla.
El traumatismo se produce al recibir un impacto de ondas en los oídos que sobrepasan la capacidad de absorción y neutralización de las estructuras anatómicas de los mismos. “Los altos niveles sonoros pueden deteriorar las células auditivas que se encuentran en nuestro oído interno. El sonido fuerte y prolongado puede destruirlas de manera irreversible, lo que provoca una pérdida de la audición que se irá manifestando de forma gradual, indolora e invisible…, pero permanente. Obviamente, cuantas más células resulten dañadas, más dificultad habrá para la audición”, según afirma la Armería Álvarez.
El traumatismo acústico es una causa común de hipoacusia sensorial (incapacidad total o parcial para escuchar sonidos en uno o ambos oídos). Cualquier explosión o ruido muy fuerte cerca del oído, disparar armas de fuego cerca de él, o la exposición prolongada a ruidos altos (como pueden ser la música excesivamente alta o trabajar con maquinaria ruidosa), pueden causar un trauma acústico, dañando los mecanismos auditivos del oído interno.
Tipos de lesiones auditivas
En la práctica de estos deportes, las detonaciones pueden causar lesiones acústicas de dos maneras:
- Mecanismo directo: asociado al desgarro del tímpano y a otras lesiones de la mucosa del conducto auditivo externo y elementos del oído medio.
- Mecanismo indirecto: afecta a la microcirculación y lesiona algunas neuronas del oído interno, ya sea de forma transitoria o irreversible.
Los daños producidos dependen de la intensidad de la detonación, así como de la susceptibilidad individual, la edad de la persona y de su anterior exposición a ruidos menos intensos, que conforman la denominada “fatiga auditiva previa”.
Síntomas, prevención y tratamiento de un trauma en el oído interno
El primer síntoma que indica que se ha producido un daño en el oído es el cambio temporal del umbral auditivo, que se manifiesta produciendo una sensación temporal de oídos taponados, algo que puede durar horas e incluso días.
Otros síntomas claros que indican la aparición de traumatismos de oído son los siguientes:
– Dolor de oído: suele ser intenso y punzante. Habitualmente aparece en el oído opuesto al de la mano que dispara.
– Hipoacusia: disminución de la capacidad auditiva. Generalmente es parcial e involucra los sonidos de tono alto. Puede empeorar lentamente.
– Tinnitus o acúfenos: se trata de ruidos y zumbidos muy molestos que se perciben dentro de los oídos o de la cabeza sin que exista ninguna fuente externa que los produzca. Estos zumbidos, pitidos o ruidos (graves o agudos) se pueden escuchar de forma temporal o crónica.
– Hemorragia: sólo se da en los casos en los que se ha producido una rotura del tímpano.
Niveles de ruido recomendados por la OMS
Para hacernos una idea ponderable de los niveles de ruido, la OMS recomienda no superar los 55 decibelios (dB) durante el día. Un sonido se vuelve dañino para el oído humano a partir de los 75 dB y doloroso a partir de los 120 dB, entrando en el umbral del dolor.
Las armas de fuego, al disparar, producen un nivel de ruido superior, pero en explosiones breves, llegando un disparo de escopeta a alcanzar un ruido entre los 150 y los 160 dB. Esta pequeña comparativa muestra de forma simple el daño que puede producir la exposición prolongada de nuestros oídos sin protección acústica a las detonaciones de armas durante la práctica de la caza o el tiro.
El efecto de un disparo de arma, como un rifle o una escopeta, es comparable al que se produce en un taller o una cadena de montaje durante 40 horas (90dB). De hecho, el habitual embotamiento o pitido en los oídos tras una jornada de caza, que suele desaparecer en minutos u horas, puede terminar por convertirse en un síntoma permanente.
Protección auditiva
Para prevenir los traumatismos de oído sólo hay que ser conscientes de la necesidad de protección auditiva. Para ello existen, desde económicos tapones de oídos, hasta auriculares electrónicos de elevado precio, pasando por capuchones de canal, orejeras con almohadillas o tapones a medida. Hay un sinfín de opciones y precios entre los que elegir los más cómodos, prácticos y efectivos para cada uno.
Actualmente, existen en el mercado los protectores de tipo activo (como los tapones) y los de tipo pasivo (con amplificación integrada). Éstos últimos, provistos de dispositivos electrónicos que adaptan el sonido, aunque bastante más caros, permiten escuchar con nitidez los ruidos bajos y se activan para proteger el oído en el momento en que el ruido supera el umbral marcado.
Es obvio que ante el primer síntoma de dolor en los oídos hay que acudir al médico o especialista para realizar un diagnóstico adecuado. De hecho, siempre es recomendable que los cazadores se realicen controles audiométricos periódicos para prever posibles problemas.
Cualquier duda que puedas tener al respecto, en los centros auditivos Audicost, pueden atenderte y aclararlas de la mejor forma.