La última actualización se ha realizado el 23/07/2021. El artículo ha sido revisado por Rosa Albaladejo Bernal.
Por todos es sabido que oímos con el cerebro y que la audición es un sistema altamente complejo que hace que seamos animales sofisticados, con una inteligencia diferente a cualquier ser vivo. ¿Pero por qué? ¿Para qué?
La audición antes de nacer
Hace años que se demostró que cuando nacemos nuestro sistema auditivo está listo para oír. Pero no se sabía realmente si antes de nacer ya se activaba este sentido.
Algunos estudios apuntaban que poner música clásica en las barrigas de las embarazadas favorecía el desarrollo de este, que los bebés nacerían más estimulados y con una capacidad mayor de aprendizaje si oían a Beethoven o a Mozart.
Otros estudios en cambio concluían, que no se podía asegurar que afectase positivamente al feto e incluso que podría generar una hiperactividad del sistema nervioso.
Actualmente la ciencia ha demostrado que antes de nacer si oímos, sobre todo las frecuencias graves. Aunque no se sabe el momento exacto en el que esto ocurre, parece que a los 22 días de la gestación ya empieza a desarrollarse este sistema y podría ser que desde la semana 16 esta audición intrauterina esté a pleno rendimiento. (Shahidullah S, 1992; Graven SN, 2008).
Nuestros oídos nunca descansan, no cuentan con párpados como los ojos para cortar la señal durante la noche, sino que 24 horas al día, 365 días al año, mandan información al cerebro, incluso antes de nacer. Desde luego, esto hace pensar que tiene que ser un sistema importante o, mejor dicho, el más importante, para el desarrollo óptimo del cerebro.
El desarrollo del lenguaje
Los primeros sonidos que el ser humano oye son los latidos del corazón. Por eso después del nacimiento el bebé se calma cuando se apoya en el pecho y oye este bombeo. Pero algo más se esconde detrás de la audición prenatal, no sólo el bebé oye el corazón de su madre, sino que la voz de la mamá vibra y viaja a través de los huesos del cuerpo hasta el útero donde el feto percibe parte de esta vibración.
Esta vibración hará que, tras el parto, el bebé sea más receptivo a la voz de su madre que a otra voz desconocida y no sólo eso, según Christine Moon, profesora de psicología en Pacific Lutheran University en Tacoma, Washington, “los fetos aprenden prenatalmente los sonidos particulares del lenguaje de una madre” Es decir, toda esa audición antes de nacer nos prepara para poder desarrollar posteriormente el lenguaje.
Gracias al lenguaje nos podemos comunicar con los demás.
La audición tiene una implicación importantísima en el mantenimiento de nuestro cerebro
Una de las hipótesis de por qué surgió el lenguaje comenta que había la necesidad de que existiera una herramienta social de comunicación, no sólo para expresar aspectos relacionados con la supervivencia, sino con las emociones.
Hoy sabemos que el lenguaje es mucho más que una herramienta de comunicación con los demás. Nos permite comunicarnos con nosotros mismos a través de la palabra, permite que podamos pensar y realizar funciones cognitivas superiores, como decidir entre varias opciones o imaginar algo que no está presente.
Para que haya lenguaje, múltiples áreas del cerebro han debido desarrollarse, es decir, el lenguaje hace que el cerebro se desarrolle y el cerebro se desarrolla para que el lenguaje pueda existir.
El temporal, el córtex prefrontal, el pariental y hasta el occipital, lóbulo de la vista, se activan para crear lenguaje. Funciones como la atención, la inhibición o la memoria, son fundamentales para poder hablar, entender, hasta para saber lo que percibimos.
El cerebro y la pérdida de audición
Como hemos dicho oímos con el cerebro, es decir, el proceso de audición central es la capacidad del sistema auditivo para procesar las señales sonoras que recibe.
El cerebro identifica los sonidos, analiza sus particularidades físicas distintivas, frecuencia, intensidad y aspectos temporales, o lo que es lo mismo, tono, volumen y duración. Una vez que el cerebro ha terminado su análisis, construye una idea de la señal recibida y la compara con imágenes anteriores, si encuentra otra igual, entonces entendemos lo que se dice o reconocemos el sonido.
Para llegar a poder realizar todo este proceso es necesario oír correctamente los primeros 5 años de vida. 5 años de desarrollo del cerebro, de la cognición y el pensamiento, como pilares del futuro cerebro adulto donde seguiremos perfeccionando, aprendiendo y desarrollando nuestro lenguaje.
Cualquier corte de la audición en estos años hará que esto no ocurra o que lo haga con fallos y dificultad, dependiendo del grado de pérdida auditiva y del tiempo que haya durado o dure la hipoacusia.
Si todo ha ido bien durante esos años (audición, estimulación y factores genéticos) habremos desarrollado estas funciones, nos habremos convertido en cerebros adultos realizando funciones cognitivas complejas y superiores.
Pero esto no acaba aquí, sino que hace falta un factor que haga de “pegamento” para que todas esas funciones se mantengan intactas durante toda la vida, esto es lo que llamamos “refresco de la información”. Es necesario que a través de nuestros oídos sigan entrado todos los sonidos del habla y del entorno durante toda nuestra vida.
Aprendemos a hablar porque oímos, porque estamos inmersos en nuestra lengua materna y nuestra memoria registra todos esos sonidos una y otra vez, hasta que se graba en nuestra biblioteca de sonidos.
Todos estos sonidos que se guardan conectan con otras partes del cerebro creando rutas o caminos, que se marcarán más cuanto más estimulados estemos, cuanto más veces oigamos lo mismo. Así, si queremos aprender otra lengua, es necesario oírla una y otra vez para establecer nuevos caminos y una memoria auditiva diferente.
Qué pasa cuando hay una hipoacusia, ¿cómo actúa mi cerebro?
Cuando hay una pérdida audición, aunque sea leve, en el cerebro empiezan a ocurrir cambios si no corregimos la pérdida tempranamente.
Si presentamos una hipoacusia simplemente leve nuestro cerebro empieza a vaciar parte del registro de sonidos suaves que tanto tiempo tardó en aprender, como el sonido del papel, el ruido del ventilador, etc. A los 6 meses ya se ha borrado parte de esa información.
Algunos sonidos como /s//f//sh/ son los primeros que habitualmente empiezan a sufrir modificaciones, ya que sus formantes vibran en frecuencias altas, y la degeneración natural del oído empezará por las células correspondientes a esas frecuencias. Esto provoca que constantemente haya que hacer un esfuerzo para encontrar el sonido adecuado.
A medida que la pérdida progresa, pasará con otros sonidos del habla.
Por qué hace esto mi cerebro
Antes creíamos que si las áreas auditivas no estaban correctamente estimuladas se atrofiaban, ahora sabemos que nuestro cerebro hace un proceso mucho más complejo. Se reorganiza. Vacía información auditiva, para darle esa parte a otra función que estemos utilizando más, normalmente la vista, para compensar el déficit de información.
Es lógico pensar que, sin refresco de la información, sin “pegamento”, el lenguaje, con todas sus funciones como expresar, decidir, atender, memorizar, se empiecen a deteriorar y que el cerebro involucione para convertirse en lo que era antes de tener lenguaje, un cerebro infantil.
Ahora se entiende que por cada 10 dB de aumento de pérdida auditiva el riesgo de desarrollar demencia aumenta un 2,7 veces. Es decir, el riesgo de que nos convirtamos en niños, en personas dependientes crece.(“Hearing well to train your brain”Frank R.lin y Prof. Soplic E).
Audición y audífonos
Teniendo en cuenta que a los 6 meses desde el momento de aparición de la pérdida ya empiezan a haber cambios en nuestro cerebro, la adaptación de audífonos debería ser inmediata.
Los audífonos o prótesis auditivas son dispositivos que permiten corregir la pérdida de audición en mayor o menor medida. En la actualidad la tecnología de estos está muy desarrollada, permitiendo que a través de su software se puede ajustar la hipoacusia o pérdida auditiva de audición de manera eficaz con buenos resultados.
Esto es así de fácil si atajamos la pérdida auditiva tempranamente, pero la realidad es que cuando una persona empieza a perder audición, por norma general no corre a hacerse una valoración ni a comprarse unos audífonos. Si no que espera años hasta que la pérdida supone un problema para sus familiares o para la persona en cuestión.
En todos estos años el cerebro se habrá reorganizado y la parte auditiva probablemente esté compartida con otro/s sentidos que hará que si queremos que la adaptación de audífonos sea exitosa no baste con la fórmula del software, donde solo tiene en cuenta la pérdida auditiva, sino que necesitemos un ajuste más fino y meticuloso para poder recuperar la corteza cerebral auditiva en su totalidad.
Nos vamos a encontrar pacientes que aun con audífonos, no van a entender correctamente, pacientes que en presencia de ruido no son capaces de procesar la información verbal, pacientes con problemas de atención, de memoria, de expresión…
Es por ello, que la persona encargada de recuperar la audición de los pacientes tiene que ser un profesional altamente cualificado, para poder otorgarle una solución adaptada a todos estos cambios cerebrales, que sepa evaluar que está pasando en ese cerebro auditivo, cómo hacer que todos los sonidos de la voz lleguen a esa corteza auditiva y que pueda recuperar las funciones alteradas mediante un proceso logopédico y neuropsicológico.
Profesionales de la salud
A pesar de la importancia que tiene la audición en nuestras vidas, aún no se le presta la suficiente atención y se toma como un síntoma más de envejecimiento, como si de una arruga se tratase. Sin embargo, tiene una implicación importantísima en el mantenimiento de nuestro cerebro. En cambio, se destinan billones de euros para paliar las consecuencias devastadoras de las demencias.
Es importante que toda la población y especialmente los sanitarios, sepan cuán importante es la audición para tener un envejecimiento de calidad. Y cuán importante es luchar para que la audiología sea considerada como una rama de la salud y no comercial. Que la formación de estos profesionales esté a la altura de tan complejo sistema, que está activo incluso antes de nacer porque es el sistema más importante para el desarrollo de las funciones cognitivas superiores.
Me parece muy interesante la información.
Lo más valorado es la calidad del audífono, y lo más importante es que sean económicos sin perder calidad. Pues ocurre que la mayor parte de usuarios de estos aparatos somos los mayores, que además somos jubilados la mayor parte. Y con unos ingresos que no nos permite la compra de los audífonos necesarios.
En definitiva sordos por el tiempo que nos queda de vida. Que pena no!!
Hola, tengo una pregunta. Yo si escucho lo normal y muy bien con mi oído derecho, pero con el izquierdo no, me he hecho estudios y me han dicho que en este, el izquierdo, solo detecta los sonidos graves, mas no los agudos. Yo creo que esa es la razón de que cuando alguien me susurra algo, solo escucho ruido pero no entiendo. A que se deberá esto? Me dijeron que podía ser por mucho medicamento, pero no he tomado tanto ninguna vez. No se podrá deber a otra cosa o ya será de nacimiento? Estoy así desde que tengo memoria pero la verdad me interesa saber si tiene remedio.
Hola María del Carmen,
Acudir primeramente a un especialista para realizarte pruebas y obtener un diagnóstico claro sobre que está pasando en tu audición, ha sido un gran acierto.
La pérdida auditiva puede darse por muchos factores como la exposición a ruidos elevados, ciertos medicamentos ototóxicos o deterioro del sistema auditivo, aunque según comentas, también podría deberse a una causa congénita. Siempre recomendamos que sea un audiólogo el que te de respuestas y una solución totalmente individualizada, y si fuera tu caso esa mejora podría darse con un audífono adaptado a las necesidades de tu oído izquierdo.
Después de leer con interés este artículo, me lleva a las siguientes reflexiones: es posible que las teorías de que una progresiva pérdida de audición puede llegar a la demencia si no se lo pone remedio, pero me parece que es una valoración algo catastrofista, y me malicio que hay una cierta intencionalidad de meter miedo para inducir a la compra de audífonos; por otra parte, si leemos la publicidad de los audífonos todos ellos insisten en que solucionan el problema de la comprensión (entender), pero la realidad, por mi experiencia, lo que se percibe claramente es la amplificación de los sonidos y el efecto son ruidos molestos, lo de la comprensión queda menos apreciable. A esto último me dirán que conseguir ese esperado efecto de la comprensión requiere la competencia tanto del aparato como del técnico que te trata, y esto no es fácil de encontrar. En fín, no diré que no haya una potencial mejora con el uso de audífonos para solucionar el problema, pero si me atrevería a apostar que hay tanto o más un interés comercial en vender este producto.