La última actualización se ha realizado el 29/06/2022. El artículo ha sido revisado por Alicia Ruiz.
Son varios factores los que distinguen sordera e hipoacusia: tenemos en cuenta, sobre todo, factores personales, sociales y médicos. Por otro lado, el grado de pérdida también puede determinar si hablamos de ‘sordera’ o ‘hipoacusia’.
En este artículo vamos a analizar cómo se diferencian los conceptos de hipoacusia y sordera, y en que caso debemos utilizar cada uno.
1. ¿Cómo funciona la audición?
El principal órgano encargado de la audición es la cóclea en el oído interno. La cóclea recibe las ondas sonoras y las transmite al cerebro.
Los oídos reciben las ondas sonoras y las transforman en señales que se envían por los nervios al cerebro. A continuación, el cerebro analiza las señales, las reconoce como sonidos y los interpreta de forma inteligible.
Las ondas sonoras se crean cuando un objeto se mueve, por ejemplo, cuando vibra la cuerda de una guitarra o la membrana de un altavoz.
El hecho de que oigamos un sonido depende tanto de su volumen, medido en dB, como de la frecuencia o vibración de las ondas, medida en Hz y valorada entre tonos graves y agudos.
2. Qué entendemos por sordera
La sordera puede ser tanto una muestra de pérdida de audición profunda como una identidad cultural. En general, hablamos de sordera desde una connotación más social que médica.
Desde una perspectiva técnica, la diferencia entre sordera e hipoacusia es que el primer concepto es un estado de pérdida auditiva completa o muy profunda, mientras que la hipoacusia se relaciona con causas, síntomas y posibles soluciones.
3. Qué entendemos por hipoacusia
El término hipoacusia tiene connotaciones aún más específicas que el concepto de sordera: se trata de una tipología de pérdida auditiva, distinguida por su grado y causa.
La hipoacusia se define como un déficit de la capacidad auditiva que no siempre tiene por qué ser profundo. Puede producirse de forma unilateral, cuando solo afecta a un oído, o bilateral, cuando afecta a ambos oídos.
4. ¿Qué significa «pérdida de audición» o «discapacidad auditiva»?
La pérdida de audición puede ser permanente o temporal y no necesariamente tiene que implicar una afección en el órgano del oído.
Este déficit auditivo puede estar presente desde el nacimiento o desarrollarse tras una enfermedad. Cuando se diagnostica en personas mayores la llamamos presbiacusia.
Una pérdida auditiva de hasta 20 decibelios por debajo del umbral de audición se considera todavía una audición normal. Las pérdidas auditivas más severas pueden describirse según su gravedad, de la siguiente manera
- Pérdida auditiva leve: Pérdida auditiva de 20 a 40 decibelios.
- Pérdida auditiva moderada: Pérdida auditiva de 41 a 60 decibelios.
- Pérdida auditiva severa: Pérdida auditiva de 61 a 80 decibelios.
- Pérdida auditiva profunda o sordera: Pérdida auditiva de más de 81 decibelios.
Una pérdida auditiva de más de 40 decibelios se considera una discapacidad auditiva, y puede controlarse y corregirse usando prótesis, como audífonos o implantes cocleares.
Para que podamos oír un sonido, este tiene que estar por encima de un determinado nivel. Este nivel se denomina umbral auditivo o umbral de audición.
Por encima de este umbral, los sonidos con niveles de presión sonora más altos se oyen como ruidos más fuertes. Los sonidos superiores a 90 dB pueden provocar daños auditivos crónicos si las personas se exponen a ellos continuamente.
La audición se vuelve incómoda si el nivel de presión sonora supera los 110 decibelios, y se vuelve dolorosa por encima de los 130 decibelios, lo que denominamos como umbral de dolor.
5. Qué puede provocar hipoacusia o sordera
Nuestros oídos están constantemente expuestos a sonidos, algunos de los cuales pueden ser perjudiciales. Los ruidos superiores a 140 decibelios, como una fuerte explosión, pueden desembocar en una pérdida auditiva aguda.
Si las ondas sonoras dañan el tímpano, el oído medio y/o el oído interno, hablamos de traumatismo acústico.
Este tipo de daño suele ser temporal, pero en otros casos estas pérdidas auditivas se vuelven permanentes.
Algunos ejemplos son las deficiencias auditivas causadas por escuchar música a alto volumen, sobre todo a través de auriculares, o por trabajar con taladros sin la suficiente protección para los oídos.
Podemos proteger nuestra audición de varias maneras:
- Los tapones de espuma para los oídos ofrecen protección contra los ruidos ocasionales.
- Las orejeras acústicas cubren completamente ambos oídos y son fáciles de poner y quitar.
Las personas que trabajan con maquinaria ruidosa, por ejemplo, en la industria o en la construcción de carreteras, tienen que utilizar protección auditiva.
Hoy en día, existen audífonos que amplifican el sonido y mejoran la capacidad auditiva de las personas: todos estos audífonos filtran el ruido de fondo y se adaptan a las necesidades individuales de su usuario. Pueden llevarse detrás o dentro de la oreja, donde apenas son visibles.
Alicia Ruiz
Especialista en comunicación social. Redactora para diferentes medios como EuropaPress, elDiario.es o El economista. Storytelling a contrarreloj y sacando creatividad de donde parecía imposible.
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