La última actualización se ha realizado el 10/02/2022. El artículo ha sido revisado por Sheila González.
Cada vez que te duchas, cuando vas a nadar a la piscina o cuando disfrutas realizando deportes acuáticos: quitar agua de los oídos es importante antes de que el líquido llegue al interior del conducto auditivo.
De manera natural nuestro sistema auditivo está creado para drenar el agua que entra en nuestros oídos sin llegar a generar daños o afecciones futuras. Pero a veces esto falla, y se acaba formando un “tapón” incómodo que puede afectar de forma grave a nuestro día a día.
1. Tengo el oído tapado con agua, ¿qué hago?
Sientes como el agua, aún en movimiento, está generando una especie de tapón en tu oído que te impide escuchar bien. Con el paso del tiempo esa molestia, se acaba convirtiendo en un dolor insoportable, el cual eres incapaz de eliminar, pero ¿cómo es posible que el agua pueda llegar a convertirse en un “tapón” en el oído tan difícil de eliminar?
Pues bien, a pesar de ser un líquido, cuando el agua se introduce en el conducto auditivo y existen presiones con la misma fuerza a ambos lados de nuestro oído, puede llegar a generarse una especie de ventosa.
Es decir, debido a la presión interna de nuestro oído, necesaria para el equilibrio, y la presión exterior ambiental, cuando el agua llega a la trompa de Eustaquio, se genera un vacío que retiene el agua dentro de nuestro conducto auditivo. Como consecuencia, provoca esa sensación de tapón semejante al producido por la cera, pero aún más doloroso.
En este taponamiento, la trompa de Eustaquio se convierte en la protagonista. Su papel principal, consiste en controlar y regular la presión dentro del oído medio para protegerla de cambios bruscos. De esta manera equilibra cualquier fuerza que pueda recibir el tímpano pero, cuando falla, es justo en ese momento en el que se genera lo que coloquialmente conocemos como: “oído taponado con agua”.
2. Cómo sacar el agua de los oídos
De forma habitual, el agua debería ser expulsada naturalmente sin necesitar de ayuda médica o técnicas para su extracción, pero cuando pasa el tiempo y ese agua sigue retenida en tu oído medio se debe actuar para evitar infecciones como la otitis.
El oído es un órgano sensorial que se encarga de detectar, transmitir y analizar los sonidos que nos rodean. Además, es uno de los órganos más sensibles de nuestro cuerpo y por lo tanto, con los que más cuidado debemos tener.
En efecto, ante una situación de taponamiento, se debe evitar ejercer presión o realizar técnicas peligrosas. Estas practicas pueden acabar dañando el conducto auditivo y como consecuencia, derivar en una lesión irreversible producida por el cambio de presión.
Por esta razón, para expulsar el agua de la trompa de Eustaquio, sin causar daños en el oído, te recomendamos llevar a cabo estos estos trucos simples y fuera de peligro:
2. 1 Agita suavemente el lóbulo de la oreja
Para sacar de manera inmediata el agua del oído, inclina la cabeza hacia el lado donde padeces las molestias y de manera suave, ejerce movimientos de agitación para conseguir que al agua acabe drenando.
De la misma manera, colocando dos dedos en la parte inferior del oído y ejerciendo movimientos circulares muy suaves comienza a masajear esa zona. Con esta sutil práctica, el conducto auditivo se irá abriendo de manera progresiva, sin forzarlo. Gracias a la posición de inclinación de tu cabeza, el agua acabará siendo expulsada.
2. 2 Descansa sobre el oído taponado con agua
Una técnica sencilla que consiste en dejar que la gravedad actúe por sí misma.
Simplemente acuéstate, el tiempo necesario, sobre el lado afectado. De esta manera dejarás el conducto auditivo en una posición totalmente vertical. Tras pasar un tiempo podrás ir notando como el agua va saliendo poco a poco.
2. 3 Lleva a cabo la maniobra de Valsalva
Una técnica, que aunque parezca complicada, es sencilla de realizar y ayuda a abrir la trompa de Eustaquio.
Coge aire y cierra la boca a la vez que tapas la nariz suavemente con tus dedos. Sin ejercer presión, simula que expulsas el aire, introducido previamente, por las fosas nasales. Con esta maniobra buscamos eliminar el agua atrapada en el oído. Sabrás si funciona cuando escuches un sonido similar a descorchar una botella, o bien, comience a mejorar la sensación en tu oído.
>> Descubre consejos para limpiar los oídos de manera adecuada
3. Infecciones causadas por el agua en los oídos
Cuando notamos que ese taponamiento comienza a ser permanente, debemos intentar sacar el agua de los oídos de manera segura y sin exponer a daños a nuestro canal auditivo.
Según asegura American Academy of Otolaryngology-Head and Neck Surgery Foundation, “cuando el agua está generando una obstrucción en nuestro canal auditivo y parece que no se soluciona, puede convertirse en un factor desencadenante de infecciones futuras como el oído de nadador, otitis o infecciones irreversibles crónicas.”
Para evitar llegar al punto de padecer afecciones futuras en el oído, quizás uno de los problemas auditivos más dolorosos, es recomendable que cuides de tus oídos como ellos cuidan de ti, lleva una higiene adecuada y protege tu oído en momentos donde puede ser dañado.
4. Cómo secar el audífono cuando entra agua
Los audífonos son aparatos muy frágiles y tecnológicos que deben mantenerse lejos de cualquier incidente, pero sobre todo de su mayor enemigo, el agua.
Una de las principales causas de deterioro de los audífonos son el agua o el contacto con líquidos como el sudor. Aunque en ciertos momentos intentemos rehuir de esa humedad, es inevitable prevenirlo, así que como sabemos que algún día esta situación llegará, apunta estos consejos para secar tus audífonos sin deteriorarlos:
- Asegura que tus manos y la zona donde colocarás el audífono está totalmente seca.
- Separa el molde del audífono, en caso de ser un BTE o un RIE.
- Extrae la pila y con mucho cuidado sécala con un trapo, sin ejercer presión.
- Coge el audífono y abre el compartimento donde se sitúa la pila, comienza a agitarlo suavemente para eliminar las gotas que pueda haber, y con un bastoncillo elimina toda la humedad.
- Coloca ambas piezas en un periódico o papel absorbente y espera durante 24 horas. Una vez haya pasado ese tiempo, es hora de probar si ha habido suerte.
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